Estado Limitado - @Absolutexe
Accidentes Mortales por Sexo y Edad
20 Feb 2019

La realidad sobre los accidentes laborales en España

Se han publicado los datos provisionales del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social sobre accidentes laborales en España en 2018, y como no podía ser de otra manera, los medios de izquierdas, aprovechando un ligero repunte en la mortalidad se han volcado para criticar las condiciones laborales.

Titulares como “652 trabajadores murieron en accidentes laborales este 2018, la cifra más alta en los últimos 7 años” son prueba de ello.

Para comprender los datos hay que diferenciar –como así hace el informe- entre dos tipos de accidentes laborales; los que se producen durante la jornada laboral y los que se producen al ir o volver del trabajo (in itinere).

La realidad es que en 2018 ha habido 506 fallecidos en accidentes durante la jornada laboral, 10 muertos más que en 2017. Al tomar esta cifra ya no estamos ante la más alta en “7 años” pues hace 3 años, en 2015 hubo 515.

 

Pero el número absoluto de fallecidos es una cifra engañosa y sesgada, lo importante, lo que permite comparar la evolución, es la tasa por cada 100.000 trabajadores.

La tasa de accidentes mortales durante la jornada laboral por cada 100.000 trabajadores en 2018 (provisional eso sí) fue de 3,24. La más baja desde 1988 y cuatro décimas menos que en 2017.

Esta evolución queda más clara en el gráfico inferior:

 

Podemos ir un paso más allá para comprobar la realidad sobre la seguridad en el trabajo y ver cuántos son realmente accidentes, porque la gente tiene la mala costumbre de morirse en cualquier momento por causas naturales y si coincide que está trabajando pasa a las listas de accidente laboral.

Una vez suprimidos los fallecidos por causas naturales durante la jornada laboral (215 en 2018), tenemos que fallecieron por accidente laboral durante la jornada de trabajo 291 personas. Eso haría bajar la tasa de 3,24 a 1,86 accidentes mortales por cada 100.000 trabajadores. Menos de 2 muertos por cada 100.000 trabajadores.

En cuanto al incremento de muertes descontando los fallecidos por causas naturales, en 2018 hay 15 más que en 2017 La tasa se calcula sobre la media anual de afiliados que en 2018 fue de 15.635.805 trabajadores. Esos 15 trabajadores son el 0,000096% sobre el total de afiliados.

Sin duda, cualquier muerte es una tragedia y ojalá no hubiera ninguna, pero existe algo llamado Tasa de Inevitabilidad y si menos de 2 fallecidos por cada 100.000 no es la Tasa de Inevitabilidad, debemos estar muy cerca.

Accidentes siempre se producirán, pero con los datos actuales podemos estar razonablemente satisfechos. Ha habido un 13,9% menos de muertes por quedar atrapado o ser aplastado. Un 13,1% menos por caídas. Un 4,2% menos por “otras causas” y solo dos repuntes, ambos causados por haber un muerto más que el año anterior, choques o golpes contra objetos en movimiento (4.5% más) y ahogamientos (10% más) un 10% puede parecer mucho incremento, pero se ha pasado de 10 muertos en 2017 a 11 en 2018.

Vistos los datos podríamos concluir que las actuales medidas de prevención de riesgos laborales están dando sus frutos. Hay otro tipo de accidentes que sí ha sufrido un repunte considerable 41,3% más (33 muertos más que en 2017), los fallecidos en accidente de tráfico durante su jornada laboral, habría que ver cada caso con detalle para saber si una mejor prevención de riesgos podría haber evitado alguna de esas muertes.

Y como ahora todo tiene que ir con el correspondiente informe de “impacto de género” veamos qué sucede cuando desagregamos los datos por sexo (y edad).

En 2018 Fallecieron durante la jornada laboral veinte veces más hombres que mujeres (482 hombres y 24 mujeres).

 

Si contabilizamos el total de accidentes, no solo los mortales, los hombres sufrieron en 2018 más del doble de accidentes que ellas (369.917 frente a 151.120).

 

Sin embargo, y aquí introduzco por primera vez los datos de accidentes “in itinere. Las mujeres sufrieron más accidentes durante los trayectos al trabajo, 44.990 casos, frente a los 37.289 hombres. Si bien ellas tienen más accidentes, estos son más leves. “in itinere” fallecieron 26 mujeres frente a los 120 hombres y en accidentes graves, ellas tuvieron 374 bajas frente a las 648 de los hombres.

 

En 2018, la comunidad con mayor número de fallecidos en accidentes de trabajo durante su jornada laboral fue Andalucía con 78 fallecidos. El Instituto Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales en 2018 tenía asignados en su presupuesto 6.243.160€.

En el mismo periodo, en la misma comunidad autónoma, hubo 12 asesinadas por violencia “de género”, el Instituto Andaluz de la Mujer manejó un presupuesto de 41.999.796€. 6,5 veces menos muertes, 6,72 veces más más presupuesto.

Siendo Andalucía la segunda comunidad autónoma con más accidentes laborales en 2018 (102.421 incluyendo leves, graves y mortales, tanto durante la jornada laboral como en el trayecto) el nuevo gobierno haría bien en actualizar las prioridades y centrarse en ayudar a los ciudadanos y no en regar de subvenciones a grupos organizados.

Evolución Óxidos de Azufre SOx - UE 28
07 Feb 2019

¿Están más contaminadas nuestras ciudades?

Madrid es una ciudad amable, abierta, con muchas peculiaridades, y la más increíble de todas es que Madrid tiene vehículos que sólo contaminan en invierno. No falla, llega el frío y los mismos coches que llevan circulando todo el año se ponen a contaminar como locos.

Y si ya es bastante grave echarle la culpa a los vehículos de un problema que no causan, encima estamos gobernados por una corporación que activa los protocolos anti contaminación sin el respaldo de las estaciones de medición. (Podéis leerlo aquí).

Pero … ¿Y si nada es tan peligroso como nos cuentan? Veamos con más detalle los principales contaminantes atmosféricos que producen los vehículos.

  • Dióxido de Nitrógeno (NO²) y resto de óxidos de nitrógeno (NOx). El umbral de alerta del dióxido de nitrógeno se sitúa en 400 µg/m³. Se considerará superado cuando durante tres horas consecutivas se exceda dicho valor cada hora. Pero los protocolos comienzan a activarse desde las 180 µg/m³.
  • Dióxido de Azufre (SO²) tiene una vida media de 2 a 4 días. El umbral de alerta del dióxido de azufre se sitúa en 500 µg/m3. Se considerará superado cuando durante tres horas consecutivas se exceda dicho valor cada hora,
  • Ozono (O3)
  • Monóxido de Carbono (CO)
  • Partículas en Suspensión (PM10 y PM2,5)

 

Como habréis observado, el CO2 no se encuentra en la lista. Es normal, todas las patrañas a su alrededor han quedado desmontadas; por algo al CO2 también se le conoce como el “gas de la vida”. Si tenéis curiosidad sobre el tema, basta con que os informéis sobre las concentraciones de CO2 en un invernadero.

Sobre los óxidos de nitrógeno NOx, el gran “enemigo” de nuestros tiempos y el que habitualmente pone en marcha los protocolos, aquí podemos leer lo siguiente:

Aunque estudios experimentales en animales y en seres humanos muestran una toxicidad real de dióxido de nitrógeno, los resultados de los estudios epidemiológicos no son tan concluyentes.

Son conocidas las consecuencias pulmonares en seres humanos y animales por exposición controlada a altas concentraciones de dióxido de nitrógeno, pero está mucho menos demostrado a través de estudios epidemiológicos el impacto en la salud de las bajas concentraciones.”

Por si esto no fuera bastante, un informe realizado para actualizar los límites de exposición en el trabajo a los NO2 del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo concluye que: “una exposición laboral de 950 µg/m3de NO2 es segura incluso para los asmáticos. Los primeros efectos negativos se observan en 2.850 µg/m3, por ello, dicho Instituto establece un límite horario de exposición laboral de 1.900 µg/m3”. En Madrid activan el protocolo en 180 µg/m3 y el escenario de alerta que consideran especialmente peligroso –cuando se prohíbe circular en todo el municipio- es de 400 µg/m3.

Con eso debería ser más que suficiente para comprobar que la guerra contra los vehículos es más ideológica que sanitaria. Pero aún hay más.

A mediados de enero, más de cien neumólogos alemanes (pertenecientes todos ellos a la Sociedad Alemana de Neumología) enviaron una carta a todos los asociados, así como a políticos y periodistas. Aquí y aquí .

En dicha carta, piden abrir el debate científico sobre los niveles de toxicidad de las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y los óxidos nitrosos (NOx) porque: “Eine genauere Analyse der Daten zeigt, dass diese extrem einseitig interpretiert wurden, immer mit der Zielvorstellung, dass Feinstaub und NOx schädlich sein müssen.” (en español: “Un análisis más detallado de los datos muestra que se han interpretado de manera extremadamente unilateral, siempre con el objetivo de mostrar la toxicidad de las micropartículas y los NOx).

Podéis acceder a más detalles y los documentos traducidos aquí. (Y os recomiendo encarecidamente que visitéis con frecuencia Desde El Exilio, la excelente web que lleva el salao de Luis).

Dicho grupo no ve justificación científica para los actuales límites de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y NO2.

En el siguiente gráfico de la calidad del aire de Madrid tenéis las mediciones de los últimos días. El ozono y el dióxido de azufre no suelen superar los límites, por lo que no merece la pena reparar más en ellos. Pero sí del resto de contaminantes.

 

Podéis comprobar y actualizar los datos del gráfico (y del resto de ciudades del mundo) aquí.

Vamos un paso más allá. Supongamos que a nuestros políticos les preocupa nuestra salud y la calidad del aire que respiramos. Veamos cómo han evolucionado los diferentes contaminantes desde 1990 en la «UE-28».

 

Evolución de los NOx en la UE-28 desde 1990. Se han reducido a menos de la mitad.

 

Evolución SOx en la UE-28 desde 1990. En 2016 hay 8 veces menos que en 1990.

 

Evolución CO en la UE-28 desde 1990. Se observa claramente la reducción de emisiones en los vehículos de transporte. En 2016 son casi 9 veces menos que en 1990.

 

Y aunque no tan acusado, las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) también están en retroceso.

Obviando todas las contradicciones acerca de los niveles tóxicos y su incidencia en la salud y viendo las mediciones reales, queda claro que nuestro aire está mejor ahora que en los 90. Por lo tanto, diseñar medidas adicionales en nuestras ciudades es completamente innecesario.

Los políticos, incapaces de arreglar problemas reales, se empeñan en dar soluciones inútiles a problemas falsos.